El rugido de los potentes motores del Boeing 515 con escala en los Santos cruzo el aire como una gigantesca ave de metal con el blanco inmaculado mestizado con azul profundo como las olas del mar. Los cielo también eran blancos hoy, era Navidad. Un día de Alegría y Bondad incluso para los peores criminales ladrones, violadores y demás escoria de los Santos. Pero no para Joe Wolfman. Hoy al menos no.
La inmensa aeronave descendió con suavidad en medio de la pista veteada de blanco dejando estelas de nubes de nieve caída vaporizadas y limpiadores de pista que parecían hormigas despejando el camino de aterrizaje de su princesa. Las compuertas se abrieron y los pasajeros con caras sonrientes, felices, eufóricas y alegremente retorcidas bajaron del avión mezclando los sonidos de los niños expectantes, las mujeres riendo y los hombres mascullando y bostezando. Eran los pasajeros (como casi el resto de la raza humana) una panda de simios vestidos con gruesos ropajes y falsas alegrías.
Joe era el único que iba de negro humor y ropaje en todo el vuelo. Aunque no era que estuviera enfadado o les molestara la felicidad de otros, sino que simplemente no tenia motivos para sonreír. No había venido a divertirse, sino a hacerse un nombre y encontrar al hijo puta que había matado a su hermano. Tenia el nombre del tipo Shen Kong y de su banda los Huan Ye solo le faltaba saber donde estaban y como encontrarlos. Para eso había aceptado la solicitud de amistad del Lifeinvader de Lamar Davis. Tan solo por eso. Joe salio a la entrada de la terminal y espero unos diez minutos hasta que un coche negro y una voz de gagsta de Vespuci Beach lo llamo.
-¿Ey que pasa, viejo amigo? El coche paro al lado de el y de el salio Lamar haciendo sus típicas chorradas y palabrerías de reclutador de poca monta. -(Risa) ¿Veo que anda ahora por aquí, viejo? Joe le contesto con su mejor sonrisa, totalmente encantadora ya que a pesar de su chapeta de cuero y su bandana tenia el aspecto de un chaval deportista, sano y atractivo de cara. Habia tenido que romper muchos rostros precisamente por ello. -ah, jaja asi me gusta tio, ven a saludar a tu colega. Ambos se dieron un fuerte apretón de manos y un abrazo mas simbólico que otra cosa. Lamar lo miro de arriba y abajo como de alguien valorando la mercancía. -Tio por fin, me alegro de conocerte en persona me pareces un tipo la mar de acto para esto te trabajo, aunque....mírate me pareces que eres mas pequeño de lo que parecía en la foto pero bueno da igual jejeejjeje...vamos sígueme. Ambos entraron en el coche y Lamar arranco el auto. -Me han dicho que no eres muy hablador...pero mientras me seas útil me importa un carajo. Lamar saco de la guantera una pistola lentamente y se la entrego al motero. -Supongo que primero querrás relajarte del jet lag pero tengo un regalito para ti... -No gracias. Lamar se quedo un rato mirándole y después observo como el motero saco de su bolsillo una pistola táctica con linterna incluida. Tengo la mia. Lamar se quedo un rato callado mirándole y después se echo a reir. -Vaya vaya chavalote, si que vienes bien preparado pero ¿Cómo conseguiste ocultarla en el avión?. -Tengo mis truquiños. Dijo con una sonrisa Joe Lamar se partio de risa y por fin hizo andar el auto. Ya estaba anocheciendo cuando empezaron a circular entre las mágicas calles de los Santos, admirando las casas de Winevalley, las luces lejanas de la feria de Vespuci Beach y las atrayentes luces de Neon cercanos a las calles y urbanizaciones de Vanille Club mientras el ruido del trafico de El Perro y las Calles de peatones de St Avenue llenaban aun mas de vida la ciudad de la caliente California. Lamar fue lo única que de hecho interrumpia estas sensaciones con su palabrería insignificante y sus exageradas muestras de afectos. Al menos el tipo tenia contactos con Hao, G y Simeón los tres peces gordos entre los peseteros y delincuentes de poca monta de la ciudad.
Lamar tardo un dia entero en enseñarle el garaje y explicarle como actuar, vivir y relacionarse en Los Santos. Lo hizo participar en carreras ilegales a bordo de un Bolokan modelo nuevecito (quedo tercero en la carrera), un asalto a una banda de ladrones local junto con otros siete tipos (un tal Adrian Cortina fue el único que salió vivo junto con el y Tajey Takeda un japonés novato recién llegado) y un robo a una gasolinera.
Joe tras hacer estos trabajos consiguió algo de información sobre Shen y los suyos. Decidio descansar lo que quedaba de la noche y se durmió tras comer una hamburguesa whopper con coca cola y patatas fritas rematadas con un buen cigarrillo. Alquilo un garaje y durmió dentro de su coche recién estrenado mientras soñaba con el silbido de las balas, las aullantes sirenas de la Pasma y los gritos desesperados de aquellos que estaban en su punto de mira. Fueron unos buenos sueños.